¿Tienen los políglotas capacidades comunicativas superiores?. ¿Son más listos los niños que hablan dos o más lenguas?. ¿Genera el mismo efecto en el desarrollo aprender castellano y catalán o francés que inglés y chino mandarín?
Existen muchos grupos científicos que están estudiando el proceso de adquisición del lenguaje y cómo las lenguas se organizan en el cerebro. Uno de los más prestigiosos y prolíferos es el denominado proyecto BRAINGLOT, integrado por seis grupos en los que trabajan unos 200 investigadores. Se trata de un proyecto que, desde que se formó hace cuatro años, no ha dejado de publicar resultados interesantes sobre distintos aspectos del bilingüismo, en el área neuropsicológica, funcional y lingüística.
Entre sus objetivos se encuentran averiguar las bases neuronales del procesamiento del lenguaje en las personas políglotas, conocer las diferencias, positivas y negativas, que segundas o sucesivas lenguas generan en la mente y saber cuál es el solapamiento que se da entre las redes neuronales con los cambios de tareas no lingüísticas y del lenguaje.
Compartimos algunas de las conclusiones más relevantes del Proyecto BRAINGLOT:
Flexibilidad cognitiva
Las personas políglotas utilizan más áreas cerebrales en una tarea lingüística, sobre todo del lado izquierdo del cerebro (el relacionado con el lenguaje) y de algunas del derecho.
Es un procesamiento menos eficiente pero no menos eficaz, es decir, lo hacen igual de bien que los monolingües pero para ello necesitan emplear más áreas de su cerebro. Esto podría significar algún tipo de pequeñísimo enlentecimiento a la hora de manejar el lenguaje. Pero la parte positiva es que los políglotas tempranos al pasarse todo el día cambiando de lenguaje, tienen entrenadas capacidades cognitivas no lingüísticas, en concreto en las funciones ejecutivas, que sirven para adaptarse a los cambios de tareas variadas. Se podría decir que en estas tareas son mejores. Nosotros aportamos la base visual de por qué son más eficaces y hemos visto que es porque utilizan otras áreas cerebrales distintas a los monolingües”, apunta el Doctor Ávila, uno de los integrantes del proyecto.
Ellen Bialystok y Michelle Martin, dos expertas en bilingüismo, explican en un artículo, publicado 2004 en la revista ‘Developmental Science’, que “el bilingüismo precoz modifica y mejora en los niños el desarrollo del control de la atención mientras que tiene poco impacto en cómo se analizan las representaciones”.
El lenguaje en los bebés y en los ancianos
Lo que es, sin duda, una de las ventajas del dominio de dos o más lenguas es si se adquiere desde pequeños y en los ancianos. “El área pre-frontal es la parte del cerebro que se termina de desarrollar más tarde en la vida, lo hace en la adolescencia tardía, y es de las primeras que se nos fastidia, entre los 30 y 40 años. Como los políglotas la tienen más entrenada, eso hace que se les acelere el desarrollo y parece que previene o frena la aparición de los síntomas de deterioro“, detalla esta psicóloga.
Parece que la gimnasia mental de aprender y utilizar dos idiomas contribuye al concepto de reserva cognitiva, es decir, que a igualdad de daño cerebral en una demencia o en el Alzheimer hay gente que tiene menos síntomas.
Otra rama de investigación es aquella destinada a conocer las diferencias que se dan a una edad muy temprana. Se sabe que en los primeros meses no se puede distinguir entre dos lenguas pero, a los cuatro meses, un niño sí puede diferenciar entre catalán y castellano. También, a los ocho meses, los bebés políglotas pueden notar las diferencias, por ejemplo, entre mandarín e inglés, simplemente viendo dos personas hablar, sin escucharlas, mientras que un monolingüe es incapaz de hacerlo.
El aprendizaje precoz de los idiomas
Además de llegar a entender los beneficios que genera el bilingüismo en la función ejecutiva, otra rama de estudio del proyecto BRAINGLOT es conocer por qué cuesta tanto aprender un segundo idioma pasada una edad. “Nuestra tarea es investigar, qué cosas que son distintas de una lengua a otra son las que van a ser más fáciles de aprender y cuáles más difíciles”, explica Itziar Laka, profesora de lingüística de la Universidad del País Vasco e investigadora principal Elebilab, grupo que forma parte del proyecto.
Esta experta analiza las señales cerebrales de las personas cuando escuchan en un idioma algo mal (cuando se produce una violación sintáctica) y su manera en que el cerebro codifica eso. “Hay una cosa que la gente no se da cuenta: Se cree que el lenguaje es algo cultural pero no es así, es una función cognitiva. Si las segundas o terceras lenguas son muy distintas, el patrón cerebral será diferente en una persona bilingüe o políglota que en una nativa”.
Laka insiste en que la información que se consigue estudiando el cerebro de una persona que habla dos o más idiomas es mucho más rica que la que se logra analizando el de alguien nativo. “Todo el retrato completo nos hace comprender mejor la naturaleza del lenguaje”, afirma. Esta especialista evalúa a personas de unos veintitantos años que aprendieron euskera con cuatro o cinco años. “Pensábamos que no íbamos a encontrar diferencias entre ellos y los nativos, pero no ha sido así. A los cuatro años, la primera lengua ya ha ocupado un espacio prioritario en el cerebro, y la segunda tiene que luchar por su espacio”.
En resumen, según las conclusiones del proyecto BRAINGLOT, el dominio precoz de más de una lengua estimula el cerebro, mejora la concentración y retrasa la aparición de enfermedades como el Alzheimer.
Para más información, podéis consultar la web del proyecto BRAINGLOT, aquí